La pandemia y el coronavirus en la visión Espírita

La pandemia y el coronavirus en la visión Espírita

Por Fabio Villarraga. Médico espírita

Pandemia es un término que define a una enfermedad que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. En el caso de la enfermedad del Covid 19, generada por un coronavirus, sus manifestaciones psicosociobiológicas, tanto personales como grupales, obedecen a causas providenciales, enmarcadas dentro de las leyes divinas o naturales, ampliamente explicadas en el libro tercero de El libro de los Espíritus de Allan Kardec. (1)

Históricamente las pandemias han ocurrido periódicamente en la humanidad: 1720 la plaga de Marsella, 1820 la pandemia de cólera, 1918 la pandemia de la gripe española y 2020 la pandemia del coronavirus. Obedecen en su devenir evolutivo para la humanidad a ese proceso ineludible con la ley de causa y efecto, que está engranada con la ley de reencarnación y de evolución y tiene la función de equilibrar en lo íntimo de los seres humanos y sus colectividades, aquellos débitos contraídos contra sí mismos, contra los demás y contra la naturaleza. Millones de personas desencarnan en cada pandemia y desde la Espiritualidad mayor se conoce a profundidad la manifestación de estas patologías de la humanidad a través de la historia en los dos planos de la vida; saben los guías y mentores espirituales, la profundidad y el impacto de cada una de ellas, providenciando lo necesario para el antes, el durante y el después de la pandemia, ya que muchos equipos espirituales son convocados a servir en diferentes campos, para mitigar el dolor y el sufrimiento humano, para fortalecer las almas, no solo de los que desencarnan masivamente en los diferentes puntos del planeta, sino también para brindar los lenitivos necesarios a familiares, amigos y compañeros de este plano de la vida que continúan en la jornada planetaria. Es un tiempo de renovación y regeneración moral.

Como nos revela el espíritu de Manuel Philomeno de Miranda a través de la psicografía de Divaldo Pereira Franco, en su última obra publicada “En el Rumbo del Mundo de Regeneración”, cuando nos aclara: “Estamos en el inicio de grandes trasformaciones y fenómenos propios demuestran que han llegado los tiempos anunciados por las escrituras y confirmados por los inmortales. Tragedias de todo tipo sacuden al mundo físico, ahora atormentado por la pandemia del Covid 19, demostrando la fragilidad del ser humano en el pedestal de sus ilusiones, ante el virus devastador y fatal, al mismo tiempo facultando la necesidad de amor y de solidaridad entre las criaturas para la sobrevivencia al caos.” (2)

Nos pone a reflexionar profundamente que estamos apenas en el inicio de grandes trasformaciones, pues somos conscientes que el proceso de transición planetaria debe durar siglos y la viviremos indudablemente en los dos planos de la vida, por lo tanto, debemos estar preparados y preparándonos moral y espiritualmente para afrontar los desafíos que este período nos conlleva.

Es así como encontramos el tema de los “Infortunios ocultos” el capítulo XIII de El Evangelio según el Espiritismo, donde Kardec nos ilustra: “En las grandes calamidades, la caridad se manifiesta y se ven generosos impulsos para reparar los desastres; pero al lado de esos desastres generales hay millares de desastres particulares que pasan desapercibidos…” (3). Estamos viviendo estas grandes calamidades y estamos viviendo numerosos desastres particulares, que todos deben ser atendidos por los corazones sensibilizados al servicio caritativo tanto en lo moral como en lo físico, en los dos planos de la vida.

Por ello es que a la pregunta 740 que hizo Kardec en El Libro de los Espíritus sobre: Las plagas, ¿no serían también para el hombre pruebas morales que lo enfrentan con las más duras necesidades? Los Espíritus Superiores respondieron sabiamente: “Las plagas son pruebas que proporcionan al hombre la ocasión de ejercer su inteligencia y de demostrar su paciencia y su resignación a la voluntad de Dios. Asimismo, lo ponen en condiciones de manifestar sus sentimientos de abnegación, desinterés y amor al prójimo, en caso de que no esté dominado por el egoísmo.” He aquí la importancia fundamental de la Ley de Amor en la aplicación práctica del diario vivir, frente a esta pandemia y a las enfermedades de todo tipo, para lo cual como nos enseñara ese gran médico de almas y cuerpos, el maestro Jesús de Nazaret, debemos amar a Dios por encima de todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. De aquí podemos inferir una regla moral y profundamente terapéutica, sugerida para aplicar en cada uno de nosotros vinculados al movimiento espirita confederativo, federativo, de centro espiritas y asociaciones médico espíritas, que sería la Regla de las tres As:

1.- Ámese a sí mismo: cuidándose con el tapabocas, el lavado de manos y el distanciamiento social, pero también sea prudente al hablar, limpie constantemente su corazón de la basura emocional y distánciese de todo lo que le produzca toxicidad mental.

2.- Ame al prójimo: encuentre diariamente la oportunidad de servir y hágase instrumento del amor sublime, sea un buen samaritano en estos tiempos modernos de calamidades y desastres e infortunios ocultos. El servicio a los demás produce alegría y felicidad.

3.- Ame a Dios por encima de todas las cosas: recuerde que las cosas son temporales y el amor a Dios es permanente y no se pierde al traspasar el umbral de la muerte o desencarnación. El amor a Dios sustentado por la Fe y la Oración es la fuerza terapéutica interior que sustenta las almas en sus periodos de pruebas y calamidades, que las une y las fortalece frente a los grandes desafíos morales o físicos, de estos tiempos de transición planetaria.

  • El Libro de los Espíritus. Allan Kardec
  • No Rumbo do Mundo do Regeneración. Miranda/Divaldo. 2020
  • El Evangelio según el Espiritismo. Allan Kardec

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