Para entender la existencia del Creador, con sus atributos superlativos y el alcance de las Leyes que gobiernan la vastedad del Universo, tanto físico como moral, y en especial el concepto de JUSTICIA INDEFECTIBLE, es imprescindible maximizar nuestra capacidad intelectual. Esto implica emplear el raciocinio, análisis, síntesis y deducciones para abordar satisfactoriamente las principales interrogantes filosóficas, científicas, sociales, psicológicas y morales, entre otras.
Al observar las marcadas diferencias dentro de una sociedad, es imposible permanecer indiferente frente a escenas desgarradoras donde jóvenes muestran enfermedades mentales, limitaciones y deformidades que rompen con la armonía natural del ser humano, afectando a quienes reflexionan y empatizan.
Las notables diferencias anatómicas entre personas, la disparidad en capacidades intelectuales y emocionales, y la contraposición entre impulsos destructivos y conductas altruistas, generan numerosas dudas. Las desigualdades sociales, las disparidades morales entre hermanos de sangre, los conflictos familiares sin motivo aparente y las enfermedades crónicas confrontadas con una salud inquebrantable, suscitan interrogantes ante el misterio de la vida.
El concepto de una única existencia no es suficiente para responder a las preguntas acerca de la Justicia de Dios y su profunda misericordia. Considerar que el Creador realiza experimentos con sus seres vivos es restarle importancia a sus cualidades divinas.
Atribuir todas estas discrepancias simplemente a los genes y cromosomas como respuestas a desequilibrios orgánicos y mentales es minimizar la ley del equilibrio universal. Es una perspectiva que ignora la complejidad de la biología y la maravilla de la reproducción celular.
Solo la REENCARNACIÓN brinda una base filosófica para la justicia divina y las pruebas científicas para aclarar, con amor y sabiduría, todos los enigmas de la vida humana. El espíritu humano, en su evolución, es heredero de sí mismo. Predestinado a la perfección, avanza adquiriendo valores a través de experiencias reencarnatorias que lo acercan a la felicidad eterna.
Las oportunidades malgastadas regresan como necesidades o carencias. Lo que utiliza adecuadamente se convierte en un recurso positivo para futuros esfuerzos. El presente es la suma de las acciones pasadas, y el futuro es el reto que el presente impone.
Como nos indican los guías espirituales, todos los espíritus nacen simples e ignorantes, pero adquieren experiencia en su camino hacia el bien. La REENCARNACIÓN, expresión de la más alta justicia, impulsa el progreso y brinda consuelo, apoyo, paz y dignidad.
Sin sentimentalismos, la REENCARNACIÓN enseña a enfrentar el sufrimiento de manera activa, utilizando nuestras vivencias como lecciones de vida. Es la manifestación más sublime del amor divino, guiando a cada ser hacia su Creador por senderos de justicia y armonía perfecta.
Texto: escrito por: Carmen Cecilia Cardona, para opinión Espírita
